jueves, 15 de abril de 2010

Cuarto Capitulo

Diarios de una vampira con los vulturis


Pasaron los días, lo que a mí me parecían años, un dolor insufrible, notaba como si mis huesos tiraran de mi en un intento de hacerse más grandes, era un dolor que no creo que fuera a olvidar en mucho tiempo, no podía gritar, ni moverme, y mientras ,esos seres tan repugnantes jugaban conmigo, era insoportable.


Cuando todo esto se acabe juro que seré su pesadilla, hasta entonces seguiré su juego, esto ya no tiene que ver ni con mis amigos, ni Sharon, ni Louis, esta es mi venganza. Me han quitado lo que yo más quería en este mundo, a mi familia, me han separado de ella, han roto y destrozado mi futuro, mi vida como humana.


Abrí los ojos por primera vez en siete días, notaba como mi garganta ardía, al principio no supe lo que era, hasta que vi como se posaba un cuervo negro en el árbol en frente de la ventana, no sé como lo hice o como era capaz de hacer eso, pero podía ver las venas del cuervo y como la sangre fluía por ellas, fue pensar en sangre y mi cuerpo se movió por su cuenta, en un segundo me encontraba en el árbol donde instantes antes estaba el cuervo, agarre al cuervo y bebí de su sangre, fue asqueroso, pero la sangre… para ser la primera vez no estaba tan mal , ya no me quemaba tanto la garganta como antes, podía lidiar con ella, con la sed.


De repente se abrieron las puertas a mi habitación, era Aro, al último ser que me gustaría ver en toda mi vida.

Vaya, esto sí que no me lo esperaba, veo que te estás adaptando a tu nueva vida, como me alegro por ti querida, sabía que estabas hecha para ser una vampira –dijo con un tono de estar bastante complacido con lo que veía, me estudio de arriba abajo mientras sonreía con la más perversa de las sonrisas.

No me estoy adaptando, yo… he pensado en sangre y… sin darme cuenta ya había bebido del curvo… soy un monstruo… -dije mientras intentaba llorar, quería llorar tenía tantas ganas pero no podía. ¿Qué me pasaba, por qué no podía hacerlo?

Aro me miraba con curiosidad mientras analizaba mi reacción. Los vampiros son incapaces de llorar querida, es imposible hacerlo en nuestra raza al igual que reproducirse entre vampiros.

Dentro de una hora quiero verte abajo en nuestro trono, espero que sigas nuestras órdenes sino tendrás un día tan agradable como el de ayer y no creo que lo quieras vivir hasta dentro de un tiempo.


Pasó la hora y me iba a preparar para salir e ir hacia la sala del trono cuando una humana entró en mi habitación. Era pequeña, tendría unos diez años, se parecía tanto a mi hermana pequeña…fue al cabo de unos segundos cuando me percate de su olor, muy dulce, tan dulce, mi garganta ardía pero no iba a caer en la tentación, era una niña pequeña por el amor de dios no le iba a hacer nada.


Hey pequeña ¿qué te ocurre?, ¿te has perdido?

Por favor ayúdame –dijo la pequeña mientras lloraba, por favor ayúdame, me persiguen, no quiero que me pase lo mismo que a los demás.

La pobre estaba temblando de miedo, no me explicaba por qué los vulturis la querían, pero no iba a dejar que la hicieran daño, pensaba ayudarla a escapar costase lo que costase. No la abandonaría, aunque tuviera que cargar con las consecuencias de mi decisión.

Vamos –la cogí en brazos y empecé a correr, no era una velocidad normal la mía, supongo que esta era una de las ventajas de ser vampiro. Conseguí zafarme de los guardias sin que notaran nuestra presencia y salimos a la plaza mayor.


Empieza el juego –dijo Aro, diles a los demás que pueden ir a por ellas, esto promete.

Mi señor, ¿pueden matar a la pequeña humana o la mantendréis a salvo?

Matarla, no me importa, pueden darse un festín incluso con algún paseante de la ciudad pero claro, con extrema precaución y disimulo.


Corría lo más rápido que podía, por un momento pensé que no se habían dado cuenta de nuestra fuga, que ingenua fui, notaba la presencia de más de un vampiro pisándonos los talones…


Espero que sigais mi novela y os haya gustado este capítulo un beso ;)

No hay comentarios:

Publicar un comentario